La transición a nuevos modelos agrícolas: el potencial del frijol en territorios con estrés hídrico
Esther Camacho · Directora de Programas
Humberto Vergara · Coordinador Agrónomo y Promotor de Soluciones para el Campo
Braulio Torres · Director de Impacto y Aprendizajes
Marzo 2023
La agricultura (y los sistemas agroalimentarios) emiten entre 24 y 33% de los gases de efecto invernadero, es decir, es uno de los principales sectores económicos causantes del cambio climático. Y por ello, se ha posicionado en las agendas de gobiernos y organizaciones como un sector prioritario para la acción climática.
Una de las consecuencias del cambio climático es un patrón de lluvias menos predecible y, en muchos casos, menos lluvia. Esta nueva realidad es grave para la producción agrícola. Un patrón de lluvias diferente tiene implicaciones en la gestión agronómica de los cultivos (fechas de siembra, manejo de plagas, productividad por hectárea) y tiene, además,graves implicaciones en la sobreexplotación de acuíferos. Cae menos agua y se infiltra menos agua. Además, con el cambio climático hace más calor, y entonces los cultivos demandan más agua. Menos lluvia, más calor, más demanda de agua de los cultivos, entonces, se extrae más agua de los pozos agrícolas, más estrés sobre los acuíferos. Y esto es lo que está sucediendo en México y en muchas partes del mundo. Mantos acuíferos sobreexplotados. Cada vez hay que perforar más hondo para sacar agua. En Guanajuato hay pozos con 200 metros de profundidad.
Específicamente en Guanajuato, el 84% del agua que consume el estado lo consume la agricultura. 19 de los 20 acuíferos del estado están sobreexplotados. Dicho de otro modo, el modelo convencional de agricultura es una causa principal que está acabando con los acuíferos del estado. Hay un déficit aproximado en los acuíferos estatales de 1,500 millones de m3 anuales. Se extrae más de lo que se recarga. Esto tiene un límite físico: eventualmente el agua se va a acabar. Y por ello, Guanajuato está clasificado como un estado con estrés hídrico extremadamente alto.
En Guanajuato, gran parte de la extensión agrícola se riega por inundación y gravedad, para cultivos como maíz, cebada y trigo. Se extrae agua del pozo o de una presa, se mueve por canales y tendidos de riego y se inunda la parcela, hasta que se sature de agua. Obviamente, esto es ineficiente, hasta el 60% del agua se desperdicia, ya sea que no se aprovecha por la planta, se escurre o se evapora.
Este desperdicio es lo que lleva a cifras como 600 litros usados por kilo de maíz producido. Esto es muchísimo. Por ejemplo, la cebolla, con riego por goteo y asistencia en gestión de riego, puede producir 1 kilo con 50 litros de agua. En Nuup estamos trabajando para reducir la huella hídrica de los cultivos, para que se produzca más alimento con menos agua. Esto se logra con asistencia técnica, tecnología y con capital para mejorar la gestión y la infraestructura de riego. También se logra impulsando nuevas prácticas agrícolas como la incorporación de abonos en verde. Y se logra transformando (o recordando) la vocación productiva de un territorio. Y aquí es donde queremos hablar de las bondades del frijol.
Don O, agricultor del municipio de Cortázar, sembró en marzo del año pasado esta variedad de frijol ‘vaquita’, en lugar de sembrar trigo. Nuup facilitó cuatro subvariedades de la semilla, provenientes de Zacatecas y Morelos, para analizar la germinación y adaptación de la semilla al suelo y al clima. El cultivo se sembró con un riego mínimo de preparación y luego con lluvia de temporal, con acompañamiento del equipo técnico de Nuup.
Se redujo el uso de fertilizantes y se aplicaron insumos biológicos de nuestro aliado Tierra de Monte, en sustitución de químicos, para el manejo de plagas. Le estamos apostando a prácticas de agricultura regenerativa que construyan la salud del suelo y garanticen la capacidad productiva de las parcelas en el futuro.
Durante el proceso de producción se utilizó tecnología y el uso de imágenes satelitales, como una herramienta de bajo costo y escalable para monitorear la salud y demanda de agua del cultivo. El productor quedó muy motivado con todo ello.
Hoy, un
año después, Don O volverá a sembrar frijol, ahora en dos hectáreas en
lugar de en ¼ de hectárea, por interés propio y porque económicamente le
ha convenido. Asimismo, volverá a aplicar productos biológicos porque
vio que “le da fuerza al frijol”. A través de esta experiencia, se ha
hecho más consciente del tema del agua y ha decidido tecnificar algunas
de sus parcelas con riego por goteo. Sabe que con riego puede adaptarse a
las inclemencias del clima. En Nuup, nos motiva pensar que la
transición a otros modelos de agricultura es posible, una agricultura
más biodiversa, con menor huella hídrica, que ofrece prosperidad a las y
los agricultores.
La vinculación con un mercado seguro es un elemento clave para la transición. En este proyecto, nos aliamos con La Comandanta, un comercializador que valora semillas nativas y buenas prácticas agrícolas. Ellos aseguraron la compra de la cosecha y esto aumentó el interés de Don O para probar un cultivo diferente. Un mercado seguro facilita el cambio de hábitos de agricultores que han hecho las cosas de una misma manera a lo largo de toda su vida.
Hay territorios en el país que necesitan un cambio radical de paradigma de producción. La crisis de agua que viven muchos territorios de México es un llamado de urgencia para repensar nuestra agricultura (y nuestro consumo de alimentos). En un país, donde el 51% del territorio es árido o semiárido, parecería obvio impulsar cultivos nutritivos que requieren menos agua.
Si muchos productores transitaran de cultivar trigo a frijol, por ejemplo, en 50 mil hectáreas del estado de Guanajuato, apenas el 5% de la superficie agrícola, se podría evitar la extracción de hasta 175 millones m3 de agua de los acuíferos. Esto equivale al consumo anual de agua de 1.3 millones de personas.
En Nuup creemos que nuevos modelos de producción son posibles –modelos apropiados al contexto de un territorio. Y nos dedicamos a desarrollar y escalar modelos de producción agrícola justos, rentables y dentro de los límites del planeta, esto de la mano con nuevos modelos de comercialización. Sabemos pues, que es más fácil transitar a nuevos modelos de producción, si son buenos para el planeta y, a la vez, rentables para el agricultor. El frijol, y otros cultivos minoritarios alternativos, junto con programas de apoyo financiero y técnico y acceso a mercados formales, pueden ser parte de la solución de la crisis hídrica que ya tenemos encima, y que nos cuesta ver.